Papá y su peque: El zurullo submarino

Ayer me lleve al peque a bañar mientras Lamamá aprovechaba y se relajaba un rato con el ordenador.

Preparé la bañera, desnudé al bebé, lo metí en el agua, le dí los doscientos cincuenta millones de juguetes acuáticos (cualquier día de estos, le compro un localizador con GPS sumergible para encontrarlo entre tanto trasto) y me senté en un taburete al lado suyo mientras cotilleaba un rato el twitter en el teléfono.

- Pero, ¡qué mal padre!
- Vaya, otra vez tú por aquí... a ver... mal padre ¿por qué?
- Porque a la hora del baño podrías jugar un poco con tu hijo.
- No... estoooo..., si juego mucho con él, pero a veces está ensimismado con sus juguetes y pasa de mi...
- Sí pero otras veces te apetece más mirar el twitter que hacerle caso al peque
- Bueno... pero son las menos... además ¡esto no es una queja de ningún lector...!
- ¡Ah! ¿es que no te he dicho que ya no soy el representante de los lectores insatisfechos?, he cambiado de trabajo.
- ¿Ah sí?
- Sí, ahora soy troll.
- ...
- Y como he visto que eres tan mindundi que ni siquiera tienes un troll como cualquier blogstar que se precie, he decidido que pasaré yo de vez en cuando a joderte trollearte.
- Pues gracias... Supongo.
- De nada hombre, es un placer. Venga, ¡agur!

Pues eso... estaba yo mirando el twitter en el teléfono cuando de repente oigo que el niño dice "tata". Le miro y estaba riéndose y señalando con su dedo "algo" que había en la bañera. Cuando centro mi vista en ese "algo" me doy cuenta que.... es un zurullo enorme... vamos que lo podría haber soltado yo mismo perfectamente... pero, ¿como puede salir algo así de un niño tan pequeño? JoanPetit se partía de la risa señalándolo, haciendo el signo de water y gritando "¡Tata! ¡Tata!, jajajajaja" que parecía que estaba poseído. Total, que de verlo así, me entró la risa floja y, claro, no podía explicarle que para hacer esas cosas tiene un orinal superchulo de colorines entre carcajada y carcajada porque la criatura no me iba a tomar muy enserio, así que interrumpí el momento relax de Lamamá (sus ratos de ocio duran menos que los Stark de Invernalia, pobrecilla).

Pero el peque estaba con ganas de cachondeo, cuando su madre le cogió en brazos y, muy seria, intentó explicarle que no se hacía caca en la bañera, se puso a señalar la pegatina de elefante del espejo, a ponerse el brazo como trompa  y a imitar el sonido de los paquidermos "Pteeeeeeeet", como diciendo "me importa un carajo lo que me está contando mi madre, este elefante mola mil" En ese momento mi risa floja ya se volvió incontrolable. Lamamá me echaba miradas asesinas y me decía "pero no te rías" y yo no podía parar.

En definitiva, creo que el intento de explicarle a JoanPetit que la bañera es, única y exclusivamente, para bañarse resultó un fracaso... a ver que pasa en el próximo baño.

Este bebé sí que sabe la diferencia entre bañera y orinal