Resulta que el peque ya no llora al entrar y por las mañanas se le nota con ganas de ir a la guarde. La adaptación ha durado exactamente 3 días.
La primera vez que se quedó sin llorar fue el jueves. Se ve que el día anterior habían hecho una actividad que a JoanPetit le gusta mucho: pintar con las manos. En casa a veces lo hace con Lamamá y lo pasa genial. Por eso, durante todo el miércoles no paraba de repetir "Papá pintá" y se señalaba las manos. El jueves por la mañana cuando le dije que íbamos a la escoleta me lo volvió a repetir con una gran sonrisa y cuando llegamos allí, fue corriendo hacía la clase y, aunque al entrar se quedó un poco parado en la puerta, no soltó ni una lagrima.
A partir de ahí ya todo ha ido rodado, el viernes entró corriendo al aula y le dio un beso a Anna y todo; y esta mañana, por el camino, yo le preguntaba "Joan, cap a on anem?" (Joan, ¿a donde vamos?) y el me respondía feliz "letaaaaaa" (escoleta).
Aquí tenéis a JoanPetit dirigiéndose a su clase. |
Me alegro de que la adaptación haya sido tan rápida. Un saludo
ResponderEliminarY yo más, jejeje que pensaba que iba a tener que estarel pobre al menos dos semanas con la pena de separarse de papá, pero no, no está tan enpadrao como yo pensaba :)
EliminarUauuu tres días! Bravo por Joan! Mi hija estuvo más de dos semanas llorando sin parar cuando empezó a ir a la guarde. Así os ahorráis sufrimiento todos :)
ResponderEliminar¡Qué campeón! ¡Prueba superada! :-)
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