La verdad es que ha sido el año que más he disfrutado de las fiestas desde que era niño debido a que el peque ya se entera de por donde van los tiros. En su primera navidad tenía 4 meses, por lo que no hizo mucho caso a los regalos en el momento de verlos bajo el árbol (luego ya sí). En su segunda navidad, con 1 añito y cuatro meses, ya le gustó mucho que hubieran juguetes por la mañana al despertarse, pero eso de que los trajera un señor con barba o tres señores montados en camellos no lo llegaba a comprender. Pero este año ha sido de ilusión infinita porque tanto Papa Noel como los reyes ¡se habían comido las galletas y la leche que les habíamos dejado por la noche! ¡Y además nos han traído lo que le habíamos pedido!
Lamamá y yo, en casa, solemos pedir el regalo "gordo" a Papá Noel porque en Perú los reyes no se estilan tanto y así JoanPetit tiene más tiempo para jugar. A los Reyes Magos les pedimos sobre todo libros o puzzles. Pero está claro que toda mi familia son más de los Reyes, así que el 6 de enero también llegan regalos de los abuelos, los tíos, la bisabuela, etc...
Voy a contaros solo como vivimos la noche y el día de reyes porque si os cuento todas las fiestas los de blogger se quedan sin espacio en el servidor.
Decía que este año lo he disfrutado más porque he visto la navidad un poco a través de los ojos del peque. El día 5 fuimos a la cabalgata y, aunque la de aquí de Castellón no suele ser un despliegue de espectacularidad, este año tampoco estuvo tan mal. Yo me lo pasé como un enano con JoanPetit subido a mis hombros y él gritó como una believer posesa en cuanto asomó por la esquina Peppa Pig. Y no fue el único, la cerdita desata pasiones entre los más pequeños, yo vi incluso a algunos tirándose de los pelos...
El resto de la cabalgata apenas tuvo importancia, habíamos visto nada más y nada menos que a Peppa Pig ¿que más dan los reyes? Por mucho que Baltasar intentara ganarse a los peques lanzando dos toneladas de caramelos por segundo, ya no había nada que hacer.
¡Oh! ¡Sí! ¡Es ella! |
Al día siguiente comida familiar y todos los regalos de los abuelos, primos, etc. Al llegar a casa, Lamamá se sintió un poco mal y se acostó un rato, pero eso nos dio la oportunidad al peque y a mi de pasar la tarde jugando juntos. Yo me volví a sentir como un niño. Jugamos con los playmobil, con un camión, con la escuela de Peppa Pig... Pero con el juguete que lo pasamos mejor fue con un maletín de médico, Joan me curaba a mí, yo le curaba a él, entre los dos curábamos a sus peluches... el peque ya empieza a jugar a interpretar roles, ¡dentro de nada nos podremos echar unas partidas de dungeons & dragons!
El doctor JoanPetit poniéndole la inyección al señor Coco |
Es cierto, nos devuelven la ilusión de cosas que habíamos enterrado, la ilusión es contagiosa ;)
ResponderEliminarPor cierto, sois de Castellón, ¿verdad?
¡Y tanto que es contagiosa! muy buena frase.
EliminarSí somos de Castellón, bueno, mejor dicho, yo soy de Castellón, Lamamá del otro lado del charco y el peque... pues de los dos sitios ;)