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martes, 7 de mayo de 2013

Papá y su peque: Momentos especiales

Todos los padres tenemos nuestros momentos especiales con nuestros hijos. Para algunas madres es el momento de darle el pecho, para otros es la hora del baño, otros preferirán la hora del cuento de antes de dormir... En mi caso, obviamente, no es el darle la teta, que ya me gustaría, pero la naturaleza decidió que los machos nos dedicáramos a otros menesteres con nuestras crías. Tampoco es la hora del baño, que es muy divertida pero la comparto muchas veces con Lamamá y, por lo tanto, no es algo solo entre él y yo. Ni mucho menos es la hora del cuento porque al peque le puedes llevar a la cama y contarle un cuento una, dos y hasta tres veces, o puedes ponerle unas nanas en la tablet, o cantarle tú mismo con tu voz estridente de barítono.... pero todo ese esfuerzo será en vano; Joanpetit solo duerme de dos formas: o en el mei tai dando un paseo (al menos aprovecho para sacar al perro) o con la teta de su mamá. En definitiva, que mi momento especial con mi hijo es cuando acaba de cenar y viene conmigo a lavarse las manos, le ayudo a cepillarse los 8 dientes que tiene y le pongo el pijama.

Todos los dias cuando acaba de cenar, coge su platito y me lo da. Yo lo interpreto como que no quiere más aunque también podría ser: "esto te lo vas a comer tú" sobre todo cuando cocino yo, pero prefiero pensar que es lo primero. Entonces Lamamá le ofrece el postre, he de reconocer que a mí a veces se me olvida porque yo casi nunca tomo postre (a no ser que haya algo muy apetitoso que engorde mucho) pero ahí está siempre ella cuidando de que el peque coma de forma sana y equilibrada. Cuando se lo acaba (o lo restriega por la trona o se lo da al perro que también ocurre muchas veces) me lo llevo al baño a empezar el ritual.

Primero le lavo las manos y la cara. Las manos lo lleva bien porque le encanta jugar con el agua, el tio estaria toda la noche con el grifo abierto y la mano metida debajo, pero la cara.... eso es otro cantar. No le gusta en absoluto que le toquen la cara, ¡y mucho menos que se la mojen! pero últimamente he descubierto que si primero me la lavo yo haciendo mucho el payaso (con ruidos exagerados en plan blup, blup, blup que cualquier día Lamamá se va a pensar que el peque me está metiendo la cabeza en el water para que confiese donde he escondido las chuches que le dieron en el último cumpleaños) entonces se la deja mojar un poquiiiito apenas una fina capa de agua.

En segundo lugar van los dientes. Cojemos cada uno nuestros cepillos y, después de que ponga durante un buen rato el suyo bajo el grifo (¿he dicho que le gusta jugar con el agua?, cuando sea mayor le voy a confiscar la paga hasta que me devuelva lo que gasta en recibos), finjo ponerle pasta de dientes. Él se me queda mirando con una cara tal que así:
Pero yo sigo en mis trece porque el pediatra nos ha dicho que aun es muy pequeño para ponerle dentífrico por muy infantil que sea. Entonces mientras yo me cepillo mis dientes, JoanPetit se los cepilla a todas las pegatinas de animalitos que tiene pegadas al espejo. Le cepilla los dientes al mono, al leon, le cepilla los colmillos al elefante... hasta le cepilla los dientes al loro, ¡que no tiene! Cuando termina con la higiene bucal de todo el reino animal, entonces empieza con la suya. Bueno, más bien se mete el cepillo en la boca y lo muerde mientras hace caras. Yo, entretanto, me lavo los dientes exageradamente para que vea bien como se hace, pero de poco sirve. Al final le ayudo, él abre la boquita durante unos breves segundos y yo intento limpiarle todos los dientes a fondo en tiempo record.

Después viene lo más divertido: cambiar el pañal y ponerse el pijama. A ver, cambiar el pañal en sí, muy divertido no es pero una vez limpio el culete y mientras le pongo el pijama, cantamos canciones, signamos, nos hacemos pedorretas, Joan Petit se rie a carcajadas y yo también porque me encanta oir su risa. Su canción favorita actualmente (porque de aquí a dos días cambiará seguro, su top ten musical varia más que el estado de ánimo de un adolescente) es esta que precisamente descubrí gracias a los viernes dando la nota. Se parte de risa cuando saco la lengua y luego lo intenta él.


También es verdad que en alguna que otra ocasión, porque estaba cansado o de mal humor, le he cedido el turno a Lamamá (previo trueque por otra cosa como limpiar la trona o algo parecido) y después, cuando he ido a la cama y le he visto dormir, me he arrepentido de no haber pasado esos minutos especiales con mi hijo. Eso me ha ayudado a apreciarlo todavía más

Y ya sabéis, tenéis disponibles los comentarios por si os apetece contarme vuestro momento especial o cualquier cosa que se os ocurra.

9 comentarios:

  1. Para mi el momentazo del día, es cuando se duerme en mis brazitos moviendo la mecedora suavemente. No hay teta, ya quisiera yo. Pero, igualmente es un momento de amor infinito.

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    1. Con teta o sin teta es una gozada cuando se te duermen en los brazos. la pena es que Joan solo lo hace en la calle y dentro del portabebés,al menos conmigo, con Lamamá se duerme más fácilmente :)

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  2. Que bonito...... LA verdad es que igualito que en casa de mamadedos!!!!

    Aquí soy yo la que me multiplico como puedo para pasar momentos mágicos y únicos con cada una de las niñas.....el pacto es como mínimo los domingos nos bañamos juntas la peque y yo.

    Entre semana si llego pronto de currar, la ducho y le pongo el pijama y cenamos juntas, las tres..... y si papadedos ha llegado pues los cuatro...

    La verdad es que me encantaría ve como papadedos compartiera más momentos o los valorara tanto como tú.... pero entre el trabajo, el deporte, las competiciones, los entrenos y la mare que el va matricular... poco...

    Será por eso que encuentro tan sexy a un padre con su niña en brazos, o jugando o lo que sea.....

    jajajaja

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    1. Estoy seguro que papadedos también tiene sus momentos especiales lo que pasa es que a los hombres se nos educa para que seamos machotes y no contemos esas cosas. para que te hagas una idea, Lamamá se ha enterado de lo especial que es para mí el momento manos-dientes-pijama cuando ha leido el post, jajajaja.

      De todas maneras dile a papadedos de mi parte que se asegure de que le veas cuando coja a las niñas en brazos o juegue con ellas, que le vas a encontrar más sexy. Y te digo yo, que una mujer nos encuentre sexys (sobretodo a ciertas edades) nos sube mucho la autoestima :)

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  3. Veo que los trueques son cosa habitual en el resto de hogares, jajaja.

    Muy bueno lo de la higiene bucal del reino animal, little Ana ha comenzado hace un mes con la pasta de dientes y me pone la misma cara que Joan Petit cuando le ofreces el cepillo.

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    1. Pues sí, chico, en el resto de hogares no sé pero en el mio se hace muy a menudo.

      Lo de la cara es tal cual ¿eh? que nos pensamos que podemos engañarles pero no :)

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  4. ¡Qué bueno! Esto que cuentas sería impensable en la generación de mis padres, menos mal que los papás de hoy en día os habéis dado cuenta de que se puede seguir siendo macho-man y mostrarle cariño a un hijo, y cuidarle, y asearle, etc (aunque todavía quedan tíos sueltos por ahí que piensan que se van a herniar por cambiar un pañal). Tendré que preguntarle al Papi cuál es su momento especial... supongo que cuando se recuesta en el sofá y en plena cabezadita le saltan tres fierecillas encima de la barriga!
    Por cierto, tienes unos premios en mi blog (los sobres se los ha llevado todos un tal Bárcenas):-)

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  5. jajajaja, el momento especial de papi está muy bien pero ¡que dolor de barriga! ¿no?

    Voy a ver los premios, muchas gracias, a ver si pillo al Bárcenas ese y le reclamo los sobres ;)

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  6. Me hiciste recordar muchos momentos de cuando mis hijos eran bebés, gracias por eso!!
    Ahora los momentos especiales suelen pasar por actividades juntos, ir solos a hacer algún mandado, o practicar algún deporte (longboard y patines en linea por ejemplo). O leerles de noche, cosa que todavia hago a sus 9 y 6 años para seguir inculcandoles la lectura.

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